martes, 7 de agosto de 2012

Soy mucho más que un pulsador, soy un artista de circo integral: Miguel Fernando



Miguel Fernando


A punto de culminar con su preparación como Licenciado en Artes Escénicas y Circenses Contemporáneas, Miguel Fernando Díaz se siente nervioso y satisfecho, nuestro encuentro se da mientras los 12 graduados preparan la función de circo contemporáneo “Construcción”, el equivalente al examen final, que se presentará en el Teatro Principal de esta ciudad el próximo sábado 28 de julio.

Su figura esbelta no rebela siquiera la fuerza de sus brazos que son capaces de sostener todo su peso en una sola mano, haciendo el Clavo Tajìn, una de las tantas evoluciones que practican los pulsadores más experimentados, pero que un mortal cualquiera – como usted o yo- no podría alcanzar antes de cinco años de preparación.

Fernando Díaz ha permanecido disciplinado cumpliendo día a día con la ardua gestación de su número de pulsadas durante los últimos cinco años: ya 8 meses antes de entrar a estudiar a la escuela mexicana de circo inició en el Distrito Federal asistiendo a talleres de mástil chino, acrobacia, telas y mano a mano, que se sumaron a los cuatro años de estudios profesionales que está por concluir.
Clavo Tajin.

También es poseedor de una gran voluntad ya que sostener una familia, con un hijo pequeño ahora de 6 años, no fue pretexto para acometer con disciplina y entrega su preparación artística. Él, su esposa y su hijo de dos años llegaban a clases desde temprano.

Confiesa que sus primeras clases fueron particulares, con Carmen Izquierdo, quien había logrado destacar en acrobacia y doma de animales, pero que carecía del conocimiento ex profeso de los pulsadores. La técnica de la disciplina, que había elegido como forma de vida, la recibió principalmente durante sus estudios en la Licenciatura en Artes Escénicas y Circenses Contemporáneas en la Universidad Mesoamericana de Puebla conocimiento que le brindó el maestro cubano Héctor Yzquierdo Sotolongo ( quien se especializó como pulsador, igual que su hijo, quien trabaja en Europa).

Los padres de Fernando fueron quienes lo instaron a investigar sobre la nueva carrera que se abría en Puebla en 2009. Le preocupaba dejar su residencia y su forma de vida, no sabía quién iba a dar clases, y su principal angustia es que “no valiera la pena” el dejar todo para ingresar aquí. “Ahora sé que valió la pena -asegura Fernando Díaz-, conocí muchas cosas, amplié mi panorama, y muy probablemente sin el aprendizaje en la Universidad Mesoamericana no hubiera adquirido mis elementos técnicos dentro de la disciplina”.

Puebla mantiene todavía la vida provincial, es mucho más tranquila, eso es una fortuna, porque al estudiar aquí te puedes enfocar a entrenar, al principio es un desajuste, como cualquier cambio, pero no es una ciudad cara, comenta.

Flash up.
Y agrega: a parte del aprendizaje y la técnica se amplió mi panorama ante el arte circense, yo aspiraba a agencias, eventos particulares, pero además de eso es posible trabajar en una carpa de circo, en circo contemporáneo, viajar por el mundo. “Me siento satisfecho, me voy con conocimiento técnico de la disciplina que me encanta y me voy con logros en el entre la variedad de disciplinas que componen el arte circense que existe del mundo, tengo un bagaje cultural circense de actos aéreos, malabares , y eso ha sido muy muy favorable para mi, porque me formó como un artista integral”, concluyó.


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